Por:
Erika López
Traileros
que van llegando y otros que apenas van rumbo a su destino, personas cargando
mercancía, carros de todo tipo desde un BMW hasta el clásico vochito, pero lo
que hace peculiar a este lugar es su olor.
Desde
que pasas la caseta de pago, sabes que ya estas dentro del gran mercado llamado
Central de Abasto.
Un olor
que se desprende por todos lados, es un combinación de alimentos en
descomposición, polvo, el humo de los camiones y uno en especial el olor a
putrefacto.
Cuando
entras al lugar, la multitud de las personas se ven abarrocadas en los diversos
locales que se encuentran en este mercado; caminar por sus andenes sobre todo
un fin de semana alrededor de las 12:00 pm es como caminar en alguna
manifestación, unos más rápidos que otros pero todos finalmente con un mismo
objetivo: ir en busca de productos a mejor precio y calidad.
Todos
pasan, unos mirando a su izquierda y otros a su derecha, algunas mujeres
libremente van acompañadas de un diablito para que sea su fiel compañero de
carga.
Este
gran mercado está lleno de colores, sabores, diversidad de tamaño pero sobre
todo magia. Un lugar en donde se dejan historias de los compradores que asisten
a este lugar y otras tantas historias se cuentas día a día con el trabajo de lo
que muchos comerciantes conocen como su hogar.
El
Fideicomiso para la Construcción y Operación de la Central de Abasto de la
Ciudad de México (FICEDA), mejor conocido por muchas personas como Central de
Abastos, es uno de los mercados más grandes de Latinoamérica y por flujo de
dinero es considerado el segundo mayor centro comercial en donde productos
agrícolas e industriales se pueden proveer de forma mayorista y minorista, este
mercado esta ubicado en la delegación Iztapalapa del Distrito Federal cerca de
las estaciones de metro Apatlaco y Aculco.
Hablar
de la Central de Abastos es hablar de una ciudad que nunca duerme, más de 9 mil
personas caminan día a día en busca de una oferta agroalimentaria ¿y esto para
qué? Por la simple razón de encontrar los productos necesarios a un mejor
precio y con la misma calidad que en otros mercados.
Esté
mercado abastece diversos productos a la población mexicana, es el centro del
comercio para muchas personas, que hasta la fecha ha logrado concretarse como
uno de los más importantes mercados de la Ciudad de México.
Datos
oficiales muestran que al día se realiza 30 mil toneladas de productos alimentarios
y que con esto posiciona al mercado como lugar amplio de producción y abastecimiento.*
La giros
que se pueden encontrar son de diversas clases puede ir desde productos más
exóticos hasta los productos más comunes, entre ellos están lo que es abarrotes
en donde los detergentes menos conocidos pero traídos de otras partes de la
república se pueden conseguir, dulces (gomitas
de chile, chicle de todos colores y sabores, hojas que se pueden comer,
tamarindos, polvitos aciditos), botanas (como nuez de la india, especias
egipcias, nueces finas, condimentos ), lácteos que van desde un queso chiapaneco
hasta el típico quesillo, frutas y verduras importadas, pescados y mariscos,
artículos de limpieza y flores que es el anden en donde la variedad de aromas
es quizá el más agradable.
Su
principal función de la Central de Abastos es satisfacer las necesidades
alimenticias de los habitantes de la gran ciudad, todo esto mediante el acopio
y la comercialización de productos agrícolas y abarrotes.
La
Central de Abastos es una comunidad formada por distintos personajes en los que
se puede mencionar bodegueros aquellas personas que son los primeros en llegar
al lugar para levantar una cortina, dueños o encargados de las bodegas que
regularmente son los personajes que menos se ven a lo largo de los días, los
diableros o cargadores que muestran un aspecto de cansancio pero a la vez de
esperanza al buscar quien les acepte un viaje, los traileros y la parte
principal los consumidores sí aquellas personas de distinto nivel económico,
sexo, edad, gustos pero que en este mundo se
vuelven uno mismo.
La
producción de la central de abastos es del 80% en el cual se incluye alimentos
y productos que consumen los habitantes de la Ciudad de México pero a la vez es
un porcentaje de la zona conurbada* y estados circunvecinos*.
Tal
mundo abre sus puertas para recibir alrededor de los 10 mil y 15 mil usuarios
al día.
La Central de Abastos en la historia.
Para
poder hablar de la central de abastos en la actualidad, es necesario hacer mención
sobre lo que fue y es la Merced.
Tal
mercado tuvo su origen tal cual en el año de 1860, en donde era considerado uno
de los mercados mayoristas de la Ciudad de México y que nació debido a que en
este lugar después de la conquista las personas iban trayendo sus productos
para venderlos.
El
mercado de la Merced esta ubicado en el extremo oriente del centro histórico de
la Ciudad de México y actualmente es el mercado minorista de alimentos
tradicionales en toda la ciudad.
Los
problemas que mostraba la Merced eran excesivos, la infraestructura comercial
era insuficiente, había falta de locales para el desarrollo de la actividad
comercial y existía reexpedición de mercancías y que finalmente todos estos
problemas repercutían en los precios para los consumidores.
Finalmente
fue cuando el 22 de noviembre de 1982 el presidente José López Portillo
inaugura la Central de Abasto, con la idea de crear un nuevo mercado con más
locales y oportunidades para que las personas pudieran vender sus productos.
“La central
de abastos es una conformación de una reubicación de lo que es la merced, en el
año de 1982 inicia la construcción que estuvo bajo el trabajo del profesor
Carlos Hank González y a finales de 1959 fue cuando el mercado se considera
como un mercado de venta al mayoreo, dejando a la Merced con menos
consumidores” esto fue lo que el
presidente de mercados del área metropolitana Humberto García comentó.
Los cambios que ha tenido este lugar son demasiados, desde sus
bodegas hasta su nombre, que hace algunos meses se llamaba solo Central de
Abastos (CEDA). Sin embargo el Fideicomiso para la Construcción y Operación de
la Central de Abastos de la Ciudad de México (FICEDA) se constituyó el 7 de
julio de 1981 con una vigencia ya de 99 años está con base en la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito.
“Anteriormente estaba el Fideicomiso de la Central de Abastos, hace
siete años que paso a manos del gobierno del Distrito Federal sin embargo no se
le ponía atención a esto. Ahora las regularizaciones son otras, ahora el cambio
ya es notorio tanto para el lugar como para los consumidores y vendedores”.
Dentro de sus funciones de
este Fideicomiso está el aprobar el presupuesto de ingresos y egresos, sus
modificaciones, comportamientos y resultados, así como aprobar y apoyar a
proyectos y emitir las normas operativas dentro del lugar.
El mercado actualmente esta dividido en naves, o así es como se les
llama a las secciones de los diversos productos que se venden, sin embargo
muchas personas lo identifican solo con el nombre de pasillos, aquí se
distribuye el 30 porciento de la producción.
“Por ser
un mercado donde se concentra a nivel nacional ya sea agrícola o industrial la
que sufre el proceso industrial y los mercados de los 324 mercados del D.F. y
1400 concentraciones de tianguis por naturaleza es que aquí nos proveemos de la
canasta básica.”
Sin duda alguna, la Central de Abastos se ha posicionado como uno
de los mercados favoritos para surtirse de cualquier producto que sea necesario
esto según un censo económico realizado por la CONACCA en el año 2012
La Central de Abasto es un lugar que cuenta con más de 327
hectáreas (50 veces el área del Zócalo de la ciudad) y que solo un lugar
respecto al movimiento económico lo puede superar y esta es la bolsa de
valores, aunque cabe mencionar que en alguna ocasión este gran mercado logró
alcanzar los 9 mil millones de dólares.
Hoy en día al lugar asisten
miles y miles de personas y que gracias a la aceptación que ha obtenido ya
cumplió sus primeros 30 años de garantizar un abasto de alimentos.
Foto: FICEDA
Una labor ardua: El mundo de
oficios y rutinas
Joaquín Hernández, jefe de almacén en una de las bodegas de la
sección de abarrotes, hombre como cualquier otro, padre de familia de 3 hijos.
Su físico muestra cansancio y aunque lleva una chamarra negra muy juvenil, su
rostro muestra las huellas que le ha dejado aquellos 18 años de trabajo en la
distribuidora El, ubicada en el primer anden de la nave C también llamada La
lonja.
Con solo 20 años de antigüedad, Joaquín Hernández supo que solo con
dedicación y esfuerzo iba a lograr obtener lo que tanto anhelaba –un trabajo
digno-.Y es así como en la actualidad su día a día se muestra invadido por una
rutina, una rutina que en palabras de él, le satisface.
No hay más, dan las 6:30 de la mañana y las cortinas de la
distribuidora El S.A. de C.V. se van alzando lentamente, en el fondo se encuentra
Joaquín abrigado por el frío que hay posterior a una fuerte lluvia, con el se
encuentran sus trabajadores, hombres igualmente abrigados pero dos de ellos son
la excepción, sus nombres: Victor Morales y Fermín González solo ellos dejan a
un lado los suéteres porque saben que es hora de empezar el trabajo.
Los productos salen de aquella bodega, y personas aunque son muy
pocas comienzan a llegar a comprar.
“Apúntame media de suavitel, una cama completa de Regio, ¿tienes
veladora de vaso? ¿en cuanto esta la docena?”, esas son palabras de uno de los
clientes que llegan muy temprano para surtirse de lo que es necesario para su
trabajo.
Y así es como continúan su trabajo, mercancía sale y mercancía
entra los gritos se escuchan por todos lados. Al menos Joaquín Hernández sabe
que esto es lo que pasa todos los días de Lunes a Domingo hasta las 7:30 de la
noche y que lamentablemente solo llega a casa para ver la mayor parte de las
veces dormir a sus hijos.
Él al igual que los más de 5 mil trabajadores en la zona abarrotera
tienen historias parecidas, o al menos una rutina muy singular en la que por un
momento llega a convertirse en un estilo de vida.
Trabajar en la sección de abarrotes es quizá trabajar en una de las naves más difíciles dentro de la Central de Abastos.
Trabajar en la sección de abarrotes es quizá trabajar en una de las naves más difíciles dentro de la Central de Abastos.
Esta sección tiene una superficie de 201 mil 744 metros cuadrados y
cuenta con 344 bodegas y 330 locales comerciales datos que revela en su página
web la FICEDA.
Los locales están distribuidos en cuatro naves, cada uno de ellos cuentan
con nombres de aquellos mercados que existieron desde el Siglo XVI en la Ciudad
de México.
Nave A-B La Alhóndiga Nave
C-D La lonja
Nave E-F El Baratillo Nave G-H Portal de Mercaderes
Aunque realmente estos nombres no son conocidos por todos aquellos
que solamente van en busca de productos abarroteros, los nombres solo son
utilizados al ponerlos en algún documento oficial.
Dentro de está sección que como ya se había mencionado es el de los
abarrotes se pueden encontrar productos como veladoras, detergentes, papel
higiénico entre otros tantos.
El trabajo en este lugar es difícil y pesado y sobre todo cuando no
cuentas con una
bodega propia y tienen que ser rentadas.
Fuentes
cercanas al departamento de normatividad comercial y operación dejo en claro que
las bodegas solo se pueden adquirir mediante un fideicomiso “las bodegas no son
propiedades, las bodegas es una concesión que otorga el gobierno del Distrito
Federal mediante un fideicomiso que se crea para el mantenimiento, conservación
preventivo de sus instalaciones y se paga una cuota de piso por la bodega”.
Tal es
el caso de Zeus Alcalá Rivera que cuenta con 36 años, trabajador en una bodega
ubicada en el pasillo G55 desde hace 18 años. Tranquilamente trabaja Miércoles,
Viernes y Domingos en un horario de 6:00
am a 6:00 pm, doce horas en las cuales atender a clientes, ofrecer calidad y
amabilidad son los secretos para hacer funcionar el negocio que comparte con su
hermana.
Cabe mencionar que la renta de las bodegas en la Central de Abastos esta alrededor de los 40 mil pesos mensuales, cantidad que Zeus paga con ayuda de su hermana socia.
Cabe mencionar que la renta de las bodegas en la Central de Abastos esta alrededor de los 40 mil pesos mensuales, cantidad que Zeus paga con ayuda de su hermana socia.
Al igual
que los demás trabajadores inicia su día sacando a venta sus productos “el
producto que salga mal yo lo cambio, porque yo tengo que ofrecerles a mis clientes un producto que cumpla las especificaciones, por el
precio que esta pagando”. Cálidad y buenos precios es lo que el señor Zeus
ofrece dentro de su bodega para todos aquellos clientes.
En
aquella tarde al exterior de la bodega se encontraba un niño, ese niño era
Emilio Alcalá de tan solo 12 años, un niño como cualquiera que podría estar
jugando pero en vez de eso se encontraba ayudándole a su papá, “me gusta estar
aquí porque esta tranquilo, y me gusta atender a más gente. Aquí es muy eficiente
y damos buena calidad”.
Quizá en
la parte negativa de este mercado para los comerciantes es la alta demanda de
precios y la competitividad con la que diariamente se enfrentan dentro del área
abarrotera.
El licenciado Bárcena del área de operación comentó “Según la oferta y demanda en la central
es como de anivelan los precios, están fuera de precio porque ya no hay un
órgano regulador que antes era la PROFECO.”
Foto: Omar Luna
Trabajar para vivir: El papel
de los cargadores, mejor conocidos como diableros.
“Falta de empleo, una forma fácil de sobrevivir, es una manera de
llevar dinero”, esos son algunos de los tantos pensamientos que tienen las
personas que ofrecen el servicio de cargarle la mercancía a todos aquellos
compradores.
Parte que hace inigualable a La Central de Abastos son los
diableros, personas que por lo regular y según el departamento de
Administración General personas que son cargadores es por falta de estudios o
simplemente son personas que no son de aquí.
Y aunque anteriormente los cargadores eran indispensables para las
personas, la tarde del sábado 22 de junio observé todo lo contrario. Hoy los
compradores corren de un lado a otro, eso es cierto y no cambia la diferencia
es que cada quien ya lleva consigo su propio diablito y por otra parte las
bodegas en donde se compra ya ofrecen ese servicio el de ir a dejar hasta su
coche la mercancía adquirida “no me pagan nada pues es parte de mi trabajo, eso
me lo dijeron cuando me contrataron” comentario de uno de los trabajadores de
la abarrotería Puma.
Por otra
parte Humberto García, presidente de los mercados del área metropolitana aclara
“aquí surgen los diableros por una
necesidad del comerciante para transportar la mercancía; son personas sin
ninguna profesión que no cuentan con las prestaciones de ley laboral que lo que
único que pueden recurrir es a la mano obrera de cargador y como vienen de
provincia van trayendo a familiares, amigos y así se hacen un grupo que
actualmente ofrecen la mano de obra a
bajo precio.”
Los
viajes que hacen están alrededor de $25 a $30 esto siempre y cuando dependiendo
de que tanta mercancía tengan que cargar y hasta que altura este el automóvil a
donde tengan que llevar.
Y es así
como todos los días las personas corren y corren tratando de cargar con una
mano parte de la mercancía mientras que con la otra tratan de sostener lo demás
que falta.
Más de
15 diableros se observar en la zona, específicamente en el pasillo G unos solo
cazando a la persona a quien le van a –ayudar- y otros solo sentados platicando
con sus –amigos-.
Pero
este no es el caso de Miguel, un hombre de 45 años que su mirada muestra el cansancio
y quizá la frustración de no poder conseguir hasta el momento a otra persona a
quien llevarle la mercancía.
Han sido
25 años los que lleva en este oficio, todos los días desde las 4 am hasta las
5pm pone en práctica su condición física pero que finalmente para él no lo
considera un empleo tal cual. Sin embargo la enseñanza de este oficio fue
gracias a su hermano. Aguantar insultos, regaños y el genio de las personas es
con lo que tiene que lidiar para poder llevar alimento a su familia sobre todo
a su esposa.
Al igual
que él, Eduardo Martínez es otro diabiablero que trabaja en la Central de
Abasto pero que su jornada laboral es m ás corta “yo trabajo Lunes, Miércoles y a veces
Sábados y Domingos, todo depende de cómo este la chamba porque luego vengo y no
hay nada”.
Martínez
con 21 años es al igual que otros jóvenes diableros aquellos que solo rinden
menos tiempo en el trabajo, en este caso Eduardo tuvo que abandonar su oficio
de estudiante por problemas familiares y económicos.
Y aunque para muchos el ser
diablero no significa gran cosa, la Central de Abasto brinda la oportunidad de
tener este empleo y trabajar de uno u otra forma honesta.
Foto: Omar Luna
Los consumidores, punto esencial
Parte esencial de la Central de Abastos son sin duda alguna los
consumidores o también conocidos como compradores ya que ellos hacen que más
del 50% de los negocios se mantengan constantes en sus ventas y lleven una
buena opción de oferta.
Así es, aunque no se crea cierto, muchas personas de cualquier tipo
de nivel socioeconómico asisten a este lugar, con la simple razón de surtirse
de productos a un precio accesible a parte por la gran variedad que se puede
encontrar.
“Nosotros
como comerciantes detallistas primero lo que tenemos que garantizar es calidad,
precio y seguridad en cuanto como viene el producto, nosotros no nos podemos
arriesgar a comprar cosas que no, porque sabemos las consecuencias, debemos
proveer que el producto sea de buena calidad y que no venga reembolsado.”
Lo malo
como consumidor dentro de este lugar es la inseguridad que el día a día se
vive, “la central de abastos empieza a operar a las 11pm y el problema es la
seguridad y las personas que vienen a comprar vienen alrededor de las 3am a 6
am y son victimas de la seguridad por que falta alumbramiento, mayor seguridad,
cámaras de vigilancia aunque actualmente ya hay en la central de abastos”.
A
comparación de la Merced, las personas deciden acudir a este mercado debido a
que ya conocen como se trabaja y en ocasiones ya hasta son clientes de los
bodegas.
“Vengo
para que nos alcance el dinero, la cercanía a mi casa es muy buena y vengo del
diario. Yo me surto para una fuente de sodas. La central de abastos es un medio
para salir adelante” esto fue lo que el comerciante Raymundo de 41 años nos
comento.
Pero las
historias de los consumidores son distintas como la de Ma. De Lourdes Morales, ama
de casa y mujer trabajadora. Todos los miércoles sale de su casa en punto de
las 11:00 am, toma su carrito de mandado y sale de su casa rumbo a la Central
de Abasto.
Durante
su trayecto, en cada alto peatonal que le toca saca su lista para apuntar una
que otra cosa que debe comprar pero que al momento acaba de recordar.
Ella
vive en la delegación Iztapalapa a unos 15 minutos del gran mercado, es por eso
que decide irse a pie.
Sus
áreas favoritas son las frutas y verduras y abarrotes. Al llegar al lugar
inmediatamente sus ojos se conviertes en una mirada exploradora buscadora de
calidad y frescura todo para que en su puesto de taquitos sus clientes queden
satisfechos y que regresen a comprar.
Lourdes
al igual que otras amas de casa gusta ir a surtirse a la central por los
precios que hay “aunque es cansado al termino de tus comprar quedas con la
satisfacción de haber encontrado lo que buscabas y a buen precio. A mi me gusta
ir porque encuentro lo que quiero para mi casa y negocio.
Los
precios están bien, si en un lugar no encuentro algo lo busco en otro local, si
los precios son más caros, busco en otros locales que estén más baratos aunque
también considero la calidad de lo que compro”.
Gran
parte de que la Central de Abasto este catalogada como el mercado más grande de
América Latina es gracias a los consumidores que día a día van a realizar sus
compras.
Historias
que envuelven a la Central de Abasto.
Era sábado 22 de febero de 2013 y la Central de Abasto en la sección de flores se transformo de un prado a un escenario
de ring que albergaba a los mejores talentos de la delegación Izatapalapa en lo
que es el box.
Daban las 12pm y los comerciantes
trabajaban como si no estuviera pasando nada en particular, mientras que los
trabajadores de las flores solo observaban como iban llegando los directivos de
la central de abasto.
“Qué gusto tenerlos por aquí señores” de
esta forma se refirio un señor de edad mayor a los directivos que ya estaban en
sus lugares de primera fila.
Los habitantes cercanos al lugar poco a
poco iban llegando para observar quizá una de las mejores peleas que se han
dado en aquella delegación.
Pasaban las 2 de la tarde y alrededor
los locales ya estaban cerrando, algunos trabajadores ya estaban más que
puestos para observar la pelea entre Julio Lobos vs. Oscar Benítez.
Los rayos del sol estaban a todo lo que
daban, los asientos ya estaban ocupados y los que no alcanzaron se mantenían de
pie para observar.
Entre el programa que ofrecieron se
postulaba la famosa cantante y actriz Ninel Conde que sería la madrina del
evento .
Quizá solo iban para verla o realmente
iban a observar la lucha. Todo marchaba de maravilla, la pelea comenzó, los
locatarios ya habían cerrado o al menos los cercanos a esta nave que son los de
abarrotes y frutas.
Un golpe, dos golpes solo en el primer
round al parar de pronto las miradas se volcarón hacia la parte derecha, una
camiontea negra y lujosa de la cual bajo la actriz Ninel Conde, sus personal de
seguridad claro que no dejaba acercarse a la ya mencionada cantante pero los
directivos enseguida la saludaron y le cedieron un lugar.
Mujeres, niños y hombres gozaban del
espectáculo, de aquella lucha que quizá era como si estuviesen viendo pelear a
Pacquiao vs. Márquez, la euforia se vivia y los contricantes buscaban como
defenderse.
En ese momento todo se detuvo, el último
round estaba en marcha y todo indicaba que el ganador sería Oscar Benítez aquel
chavo de unos 22 años, alto, fornido, moreno y que aparentaba estar en un peso
correcto.
Efectivamente el ganador fue Benítez,
pero el momento culminante no fue el último golpe en el mentón que derivo al
contricanto sino cuando cerro el evento Ninel Conde, con sus singulares
vestuarios diminutos pero llenos de colores y brillantes.
Creo que fue ahí cuando de verdad los
locales estaban en descanso y el lugar estaba abarrocado.
Es así que la Central de Abasto también
esta cubierta por tantas más historias como esta, algunas ficticias y otras dramáticas.
Esto es
la Central de Abasto más grande de Latinoamérica, un mercado que solo se puede
encontrar en nuestro querido México, un mercado lleno de historias, colores,
olores y sabores.
Un mundo
en el que solo los que son capaces de buscar pueden entrar a explorar las maravillas
que ofrece este gran mercado, inundándose de las más extrañas cosas que no
siempre se pueden encontrar en los cotidianos mercaditos.
Amor,
desamor, amistad, rivalidad pero antes que todo competencia es lo que se vive
en los andenes de la diversidad productiva que gustase o no finalmente se podrá
encontrar de todo un poco.
Como
consumidor se puede estar seguro que los
productos adquiridos cuentan con calidad y a un costo más accesible.
Solo México tiene esta gran dicha de tener
un mercado como lo es la Central de Abastos, un lugar para todos.
Foto: Erika López
Para
saber
§ En el año
2007, la Central De Abasto se viste de Gala para celebrar su XXV aniversario
§ Comercializa
diariamente mas de 30 mil toneladas de productos alimentarios
§ Genera
más de 70 mil empleos directos
§ Cada 12
de diciembre autoridades de la delegación GAM mandan a surtirse de alimentos
para los peregrinos.
*Glosario
Zona conurbada: Una conurbación es la unión de áreas metropolitanas. Tanto para la
geografía como para el urbanismo, los términos conurbación y conurbano tienen
que ver con el proceso y el resultado del crecimiento de varias ciudades que se
integran para formar un solo sistema que suele estar jerarquizado
Estados circunvecinos: ser órgano ejecutivo y de vigilancia en todo lo concerniente a los
límites territoriales del estado en relación con los estados circunvecinos.
Locales
o propiedades cercanas a otros lugares.
Abastecimiento: Este verbo hace referencia, a proveer de aquello que es necesario
para la supervivencia.
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